Gracias a la cuba vertical, se pueden envasar al vacío líquidos como cremas y salsas a base de leche y huevos, que normalmente tienden a formar espuma. El programa de lavado a gas,
en cambio, es ideal para productos de pastelería acabados con diferentes texturas internas y externas, como los pralinés, cannoli y bignè, pero también preparaciones blandas que se deformarían, como el bizcocho.